Poner el ojo en el
visor fotográfico, encuadrar al sujeto y oprimir el botón es fácil si se piensa
que lo folclórico es el motivo principal. Ellos están tras las rejas, nosotros
fuera. Si invertimos la imagen, los cautivos somos nosotros. Atrapados en otra
realidad, concebimos un mundo imaginario acorde a los prejuicios de una clase
social que no penetra en ese mundo «mágico» (idea cursi-poética), sólo
descarnada por la injusticia, el hambre, la represión y el aislamiento
prevaleciente.
Nacho López
Nacho López
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